¡27.000 panecillos bendecidos! Puertollano revive su centenaria tradición del Santo Voto

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Puertollano celebra el rito del pan del Santo Voto con el reparto de 27.000 panecillos bendecidos.

El acto principal ocurre en la glorieta Virgen de Gracia, donde familias reciben el pan tras largas colas.

La asociación Santa Águeda y concejales coordinan la distribución en vísperas de la promesa a la Virgen de Gracia.

Adicionalmente, se repartieron 6.000 unidades en centros educativos y residencias de mayores.

Dónde

📍Puertollano, Ciudad RealGlorieta Virgen de Gracia, jardines

Cuándo

📅: Tarde-noche: reparto principal del pan bendecido
📅: Mañana: continuación del reparto del pan bendecido


La verdad es que pocas tradiciones unen tanto a una ciudad como el reparto del pan del Santo Voto en Puertollano. Este miércoles, las calles bullían de emoción mientras familias enteras esperaban pacientemente frente a la glorieta Virgen de Gracia para recibir el simbólico panecillo. Y es que este ritual, que precede a la renovación del voto a su patrona, ha vuelto a demostrar por qué perdura generación tras generación.

Bajo la atenta mirada del párroco Pedro Crespo, quien bendijo personalmente los 27.000 bollos, el reparto se convirtió en todo un acontecimiento social. Imagínense la escena: abuelos agarrando la mano de nietos curiosos, padres explicando la historia a sus hijos, vecinos compartiendo sonrisas mientras avanzaban lentamente hacia las mesas donde las mujeres de la asociación Santa Águeda, junto a los concejales Sagrario Almodóvar y Javier Trujillo, entregaban cada pan como un pequeño tesoro. La entrega se prolongó desde la tarde-noche del miércoles hasta la mañana del jueves, convirtiendo el espacio público en un auténtico mosaico generacional.

Lo fascinante es cómo este simple panecillo, intercambiado por un donativo voluntario, se transforma en un poderoso hilo conductor de memoria colectiva. Como si fuera una cápsula del tiempo comestible, cada bollo lleva impregnadas historias de sequías milagrosamente interrumpidas en el siglo XVI y promesas cumplidas que hoy se renuevan con devoción moderna.

Los números hablan por sí solos:

  • 27.000 panecillos distribuidos en el reparto principal
  • 6.000 unidades adicionales llevadas a colegios y residencias
  • Tres generaciones compartiendo colas desde los jardines hasta la glorieta
  • Un siglo y medio manteniendo viva la tradición

Pero más allá de las cifras, lo realmente conmovedor era ver cómo niños con móviles modernos recibían el mismo pan que sus bisabuelos, creando un puente invisible entre épocas. Como nos comentaba una vecina mientras abrazaba su panecillo: «Esto no es solo masa horneada, es el sabor de nuestra identidad».

Y mientras las últimas familias recogían su porción de tradición al amanecer del jueves, quedaba claro que en Puertollano algunas cosas buenas nunca cambian. El olor a pan recién bendecido seguirá siendo, por muchos años más, el perfume de la comunidad.



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